Entre la industria del vino y la industria del café, hay grandes diferencias que no permiten que sea tan fácil traer o copiar las prácticas de una industria a la otra. Creo que es interesante que los antecedentes en el vino a menudo parecen surgir cuando la gente en el café se apropia indebidamente de las técnicas de elaboración del vino. Por ejemplo, la medición de los grados Brix.
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En mi opinión, Brix y los refractómetros son una de las grandes zancadillas para los productores, muchos han visto disminuir la calidad cuando utilizan refractómetros equivocadamente.
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Este es un tema complejo que se trata superficialmente, así como las tendencias que incorporan técnicas de elaboración del vino en el procesamiento de café, pero estas ideas no las tienen los propios productores, no son de ellos. Estos conceptos erróneos no ocurren debido a los productores, sino que suceden porque los baristas y tostadores les dijeron a los productores que hicieran estas cosas. Estas tendencias ejercen presión económica sobre los productores y terminan influyendo y controlando dramáticamente los estilos de café que elaboran los productores.
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Muchos intentan establecer una conexión artificial con el vino en lugar de dejar que el café sea algo propio.
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En un intento de elevar la bebida y mostrar nuestra pasión, desafortunadamente esta línea de razonamiento (poner café en copas de vino y/o proclamar el “terroir del café") pasa por alto el pasado colonial del café. La historia de estas bebidas es fundamentalmente diferente, pretender que el café pueda ser o debería ser como el vino, es la eliminación de muchas personas en la cadena de suministro.
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No es un cumplido para el café intentar vivir a la sombra del vino y menos ahora donde estamos en una época de cambio constante.

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